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Este es el único blog que reúne a la mayoría de los buques de nuestra marina mercante nacional. El propósito del mismo es recordar los buques de la Marina Mercante Uruguaya desde 1917 hasta la fecha. Buques anteriores a este año es posible encontrarlos en la web amiga Histarmar http://www.histarmar.com.ar/

Tomo el año 1917 como comienzo de esta obra por ser este el año en que se forma la Marina Mercante de Ultramar, estatal, hecho derivado de la incautación por parte del gobierno nacional de la época, de buques mercantes alemanes que se encontraban internados en el Puerto de Montevideo desde el inicio de la guerra en Europa, debido al peligro que suponía la navegación en aguas internacionales, incautación efectuada el 14 de setiembre de 1917. En todos los casos donde las fotografías fueron bajadas de Internet, se cita al autor y/ó página web

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Dedicado a Seba, Martin, Fran, y Juan.



viernes, 19 de abril de 2013

El último velero de carga uruguayo

CLARA Y:
ULTIMO BUQUE VELERO DE CARGA DE LA MARINA MERCANTE DE URUGUAY
Por el Capitán de la Marina Mercante Gastón Verri
Publicado por la Liga Marítima Uruguaya
Langland
 Amigos les narrare brevemente la historia del velero “María Madre” cuyo último nombre fue “Clara Y”. Nos cuenta el Sr. René Furest en su libro Historias del mar: "...que este velero de tres palos, con aparejo de barca, había sido construido en Inglaterra en 1875 en los astilleros que R. Dixon y Co poseían en Middlesborough (York), donde el rio Tees desemboca en el Mar del Norte Este velero fue bautizado “Langland” y tenía la más alta clasificación del Lloyd :100 A 1. "...Sus primeros propietarios, los señores Simpson Brothers, de Swansea, dedicaron el flamante barco a transportar salitre chileno hacia Europa por la traicionera ruta del Cabo de Hornos..." Cumplió 22 años realizando esta travesía, hasta que en 1897 fue adquirido en Bélgica por el armador italiano Bartolomé Ballestrino, quien lo matriculo en Génova bajo el nuevo nombre de “María Madre”. El mando quedo a cargo de Pedro Ballestrino, hermano de Bartolomé.
María Madre
 El “María Madre” arribo al puerto de Paysandú, el 29 de marzo de 1902 con un cargamento de sal, descargada la misma, se procedió a embarcar 15000 cueros de novillos salados cuyo valor era de $120.000, por cuenta de la firma "F. Langemann y Cía" del comercio de Montevideo, con destino a Amberes. Es entonces que un simple entredicho sobre fletes, entre el armador y el embarcador, desató la reacción en cadena que habría de inmovilizar la barca durante varias décadas. Se terminó de cargar, el 4 de julio, quedando a son de mar.
 El buque no zarpa. El 7 de julio: "...Ballestrino desembarca y entabla protesta ante las autoridades por no habérsele consignado un anticipo convenido y por la no entrega de documentos del buque y de la carga..." Bossio y Selves, respondió que la protesta era infundada, que el buque estaba despachado desde el día 4."...Por tal motivo solicitan al Juzgado Letrado de Paysandú, que se intime judicialmente a Ballestrino ..." Estudiado los antecedentes, el juzgado ordena se intime a zarpar. "...Desacata Ballestrino la orden y opone recursos de apelación, que perdió en primera y segunda instancia. Tres veces se le reitero la intimación y otras tantas se negó a zarpar, iniciando nuevos juicios he interponiendo nuevos recursos..." En el mes de septiembre el Juez dicto sentencia definitiva, imponiendo la orden de viaje e invocando que el valor del cargamento era garantía para la acción de daños y perjuicios.
 Pero el capitán de la “María Madre” nuevamente se negó a zarpar. "...Ante esta negativa, la casa Langemann pidió que se descargaran los cueros para fletar otro barco. Al no acatar Ballestrino el correspondiente mandato, el Capitán de Puertos de Paysandú hizo desembarcar a la tripulación para hacer posible la descarga..." Al serle devuelto luego el barco, el capitán formulo una protesta : "...El buque y los botes están en malas condiciones de conservación. Las velas deterioradas, los cabos cortados, la manija de la bomba inutilizada, los cronómetros parados..." El buque quedo fondeado cincuenta días. "...En consecuencia no puede hacerse a la mar sin previa inspección en un dique seco de Montevideo o Buenos Aires". La Casa Langemann solicito examinar los cueros para determinar el deterioro sufrido en los cuatro meses que ya habían transcurrido. El peritaje fijo la perdida en $8.000 a los que había que agregar los $10.000 que costó la descarga.
 Por este motivo se trabo embargo preventivo sobre el “María Madre” para asegurar el cobro de los daños y prejuicios. Cuando el “Tangarupá”, embarcación de la Prefectura con las autoridades que debían cumplir la orden judicial amadrinó al María Madre, la actitud hostil de los tripulantes hizo necesario el desalojo de los mismos. La tradición oral remite que el capitán hizo colocar la bandera italiana cubriendo la escala, por lo tanto fue pisada al subir por dichas autoridades, lo que provocó la furia de los tripulantes. Al día siguiente, se les comunicó que podían volver al buque, pero el capitán se negó y pidió la intervención diplomática de Italia que en ese entonces tenía sede para la región en Buenos Aires siendo su autoridad el conde Bottaro Costa.
Grandes personalidades intervinieron en este áspero asunto; nuestro Ministro en Buenos Aires, don Daniel Muñoz, el fiscal de Gobierno, Dr. José María Reyes, los letrados José Pedro Ramírez y Pablo de María, como asesores del Estado y mas. Dado que las partes no lograban un acuerdo se sometió el litigio al arbitraje al Rey de Bélgica Leopoldo II. En 1924 la Alta Corte de Justicia, presidida por el Ministro Benito Cuñarro, desecho los recursos impuestos por Ballestrino y "...ahogo las esperanzas que durante un cuarto de siglo alimento la terquedad del marino Genovés..." Quien ya anciano, abandono su barco en 1937 para retornar a su pueblo natal, Nervi.
 No pudo hacer realidad la frase que pronunciara en algunas oportunidades durante el litigio: “Tornerò a L' Italia con alberi d'oro”.
En 1936 la nave fue rematada y adquirida por la Asociación de Amigos de la Ciudad de Paysandú. Recuerdo que estando en casa de mis abuelos paternos en esa ciudad durante las vacaciones escolares, haber visto postales con la fotografía del “María Madre” fondeado frente al puerto. ...."Y un buen día a fines de 1942 comienza a reencarnarse en la vieja “María Madre” la leyenda del Ave Fénix, la compra la Naviera Olimar S A y es subida al varadero “Neptunia” de Paysandú, y bajo la dirección del armador Lorenzo Marcenaro. Su casco de hierro dulce, es sometido a importantes reparaciones por un valor de $120.000. Detalle curioso: en otros tiempos y en otros pesos ese fue el valor del cargamento de cueros motivo del pleito..." German Frers en la revista Yachting Argentino en el año 1944 dice: "...Los habitantes de Paysandú como es natural llegaron a sentir que aquella gallarda silueta que embellecía su puerto, formaba parte definitiva del mismo y los actuales propietarios al disponerse a retirarlo tuvieron el gesto de reconocer ese sentimiento, donando el mascaron de proa para la ciudad." Hoy se encuentra en el Museo Histórico Departamental.
La proa sin el mascarón
 EL VELERO DE CARGA CLARA Y 1943-1957

El buque fue remolcado hasta Montevideo, al dique Mauá, donde se completo la reconstrucción y se modernizo su velamen. "...El nuevo aparejo se centraba en una drástica reducción de su superficie véica ya que ahora no era tan fácil formar aquellas grandes tripulaciones de gavieros como cuando el “María Madre” era joven."


Se le instalaron dos motores auxiliares de 130 HP cada uno. En octubre de 1943 el rejuvenecido barco abandonó el dique luciendo nuevo nombre: Clara Y. Queda inscripto con la matrícula de cabotaje N°628 y registro de propiedad N°:36-34B-24. Con 25 hombres de tripulación y bajo el mando del capitán Dante Grolero, zarpa el 12 de marzo de 1944 en su primer viaje llevando 1000 toneladas de sal hacia el puerto brasileño de Paranaguá. "...Otro detalle curioso en la curiosa vida de este barco...": Se inicio con un cargamento de sal y retorna a navegar luego de 42 años inmovilizado, llevando otro cargamento de sal.
Clara Y atracado en F.Bentos, a popa el vapor Tacoma
 Retornaba a Montevideo, cuando un fuerte temporal los sorprendió a la altura de José Ignacio provocando averías en el timón y rifando las velas. Estando al socaire de la Isla Gorriti rompió dos cadenas y perdió dos anclas, fondeo la tercera mientras esperaba al remolcador pedido a Montevideo. Pero este auxilio no llegó a materializarse por una inoportuna y lamentable discusión, entre la empresa armadora y la Administración Nacional de Puertos sobre si el servicio pedido significada un simple remolque o un salvamento… TAL PARECIA QUE EL DESTINO DEL VIEJO BUQUE ERA IR DE PLEITO EN PLEITO. "...Esa noche el mar, que continuaba batiendo rudamente al “Clara Y”, consiguió romper la cadena de su tercera y última ancla y a la una y media de la madrugada lo encalló en la playa “La pastora” (Pine Beach), frente mismo, oh! ironía a la casa del presidente de la empresa armadora el Dr. Pedro P.Berro." "...El barco fue zafado de su encalladura recién en la madrugada del 8 de junio,luego de 67 días de continua labor del remolcador “18 de Julio” y personal de salvamento, al mando de los patrones Juan Escandell y J. Libbi."
Encallado en Punta del Este
 Finalizadas las reparaciones el “Clara Y" retorno a navegar entre puertos de la región. El 4 de mayo de 1957 partió desde Montevideo, con carga hacia el puerto de Santos. A su retorno recaló en Antonina donde cargo 410 toneladas de yerba mate consignada a varias firmas de nuestra plaza. "...El día 14, de madrugada, la Estación Cerrito captó un mensaje inalámbrico informando que el barco Clara Y había encallado en las proximidades del faro Solidao, en la costa de Río Grande del Sur." Los agentes del barco, "Piñón, Saez, Vidal S.A." fueron informados por sus representantes en Río Grande que , "... en opinión de las autoridades brasileñas y de su capitán Primitivo Cabrera, tanto el barco como su carga estaban perdidos. Los tripulantes afortunadamente se encontraban a salvo." El barco encalló en la costa a consecuencias de las corrientes y la intensa niebla. "...Así terminó la azarosa vida de esta nave de 82 años, 13 de los cuales los navego bajo pabellón uruguayo."
 Estando Giordan y yo embarcados en el “Sudelmar”, en viaje hacia el puerto marroquí de Casablanca, nos enteramos de la pérdida del “Clara Y” en el cual habíamos navegado hasta el año 1956. Recordamos con nostalgia algunas vivencias en el. Por ejemplo que en varias travesías en alta mar avistábamos a los entonces llamados transatlánticos como los italianos: Conté Grande y Conté Biancamano que realizaban la ruta de Génova al Rio de la Plata. Los capitanes de estos buques cambiaban el rumbo aproximándose al Clara Y para mostrarle a los pasajeros la rareza de ver uno de los últimos cargueros a vela que aun surcaban los océanos y mares. O como cuando en el puerto de Imbituba durante la maniobra de atraque, pasamos un cabo que se amarro increíblemente a ¡una locomotora! que andando en la vía paralela al muelle facilitó el amarre.
 También rememoramos que estando en el muelle Matarazzo de Antonina fuimos visitados por el prefecto, en compañía de una bonita joven la cual recibió algunos "piropos" por parte de la tripulación. La reprimenda no se hizo esperar, dio la orden de requisar todo el vino que hubiese a bordo: cinco damajuanas de 10 litros. La noticia llegó a ser titular del diario local donde se informaba que se decomiso "gran contrabando "de vino uruguayo. En ese mismo puerto parte de la tripulación decidió ir a conocer la ciudad de Curitiba, para lo cual abordo el tren desde la estación de Morrete. Durante el sinuoso recorrido entre cerros la locomotora a leña enfrentaba arduos repechos que se libraban con la cooperación de los pasajeros que debían bajarse a empujar.
O como cuando fuimos testigos auditivos desde el dique dos - hoy Puerto Madero- del bombardeo a Plaza de Mayo durante el derrocamiento del Gral. Perón.
Para concluir, cumpliendo con la costumbre de relatar una anécdota narrare la siguiente que tiene como protagonista justamente el "Clara Y": en el mes de marzo del año 1955 estando embarcado de segundo oficial zarpamos del puerto de Montevideo con destino al puerto de Santos. En mi guardia de navegación tenía dos timoneles, uno de ellos me pregunto si conocía el N° de matrícula del Buque, le conteste que era el N°628. Le pregunte para que lo quería, me respondió: mi compañero y yo pensamos en hacer una quiniela cuando regresemos a Montevideo. Segundo, me dijo, juégele Ud. también ya que los tres embarcamos por primera vez en este buque.
 Regresamos a Montevideo descargamos unas 500 toneladas de Yerba Mate y cargamos 700 toneladas de trigo para el puerto de Paranaguá. Me tocó realizar la guardia de navegación otra vez con los dos timoneles, uno de ellos me pregunto cuánto había ganado, -yo le dije- ¿ganado en qué? En la quiniela - me respondió- No me diga que salió - dije- Me olvide de jugar. Que pena -me dice- salió a la cabeza y ganamos unos cuantos pesos. Pensé por no tener el habito del juego había perdido de ganar un buen dinero.
Agradecemos a la Liga Marítima Uruguaya y a la Fundación Histarmar.